Lincoln

Los inicios

El Lincoln marca el inicio de una leyenda en la industria de la automocion, no sólo de Estados Unidos sino del mundo entero, tanto por el lujo como por la calidad y precisión con que fueron fabricados.

En su producción en serie y proceso de calidad participaron dos personajes de reconocido prestigio en la industria de la automoción de la época: Henry Ford y Henry Leland, constructores no sólo de automóviles y motores sino de la vida moderna.

El primero, un exitoso empresario cuya visión se enfocaba a automóviles de bajo costo hechos en serie.

El segundo, un extraordinario ingeniero cuyas ideas y dedicación le había ganado la fama de profundo amante de la calidad”, por ello es que la historia moderna no se entiende sin los mencionados personajes del mundo de la industria automotriz.

La compañía fue fundada en 1917 por Henry M. Leland, uno de los fundadores de Cadillac, quien dejó la división Cadillac de General Motors durante la Primera Guerra Mundial y formó la Lincoln para construir motores Liberty para los aviones.

Ganó un contrato con el gobierno norteamericano para proveer a las fuerzas aliadas con motores que se hicieron famosos por su durabilidad y desempeño. Después de la guerra las fábricas de la compañía se re-equiparon para la manufactura de automóviles. Henry Leland llamó a su nueva compañía Lincoln en honor al presidente Abraham Lincoln, al que admiraba.

Henry Leland se dio a la tarea de hacer un automóvil superior, que rebasara todos los estándares de la industria, una verdadera joya de ingeniería.

El resultado fue el primer automóvil Lincoln: el “Lincoln Opera Coupé”. La publicidad para promocionar el Lincoln decía:

“La profunda satisfacción de poseer un Lincoln no es más que el resultado natural de la extraordinaria habilidad técnica y experiencia de sus fabricantes.

Se produce con pericia y esmero en una de las plantas de precisión más famosas del mundo. Y, desde el primero hasta el último de los kilómetros de su recorrido, produce en su dueño la convicción de que es “un automóvil tan perfecto como es posible producir”.

La compañía se encontró en severos problemas financieros durante la postguerra, y como consecuencia de ello fue comprada por la Ford Motor Company, en 1922.

La compra de Lincoln fue un triunfo personal para Ford, que había sido obligado a dejar su primera compañía por un grupo de inversionistas liderado por Leland.

Esa compañía que Ford tuvo que abandonar fue más tarde renombrada por Leland con el nombre de Cadillac.

Lincoln se convirtió rápidamente en una de las marcas estadounidenses de lujo con mayores ventas junto con Cadillac y Duesenberg. En 1927 Lincoln adoptó a un galgo como su emblema, el cual sería reemplazado más tarde con un diamante, que es el que sigue en uso.

Entusiasmados por el auge que estaba teniendo la industria automotriz no sólo en Estados Unidos sino en el mundo entero, y a lo cual se sumaba la reciente adquisición de Lincoln, sinónimos de “autos de calidad” Edsel Ford, hijo de Henry Ford, dijo: “Hemos construido más automóviles que cualquier otro, ahora construiremos mejores automóviles que cualquier otro”.

A partir de esa absorción la compañía fue creciendo y desarrollando automóviles de mayor calidad y adueñandose del gusto del público por su extraordinaria elegancia y el suntuoso lujo de sus automóviles. Algunos de estos modelos hicieron historia, pues presidentes norteamericanos como Eisenhower, Kennedy y Johnson tenían uno en casa, además del que utilizaban en eventos oficiales.

Henry Martin Leland

Uno de los personajes más desconocidos en la industria del automóvil es Henry Martin Leland, creador de dos de los vehículos más famosos por sus lujos y prestaciones: Cadillac y Lincoln.

Pero así como para el público en general Cadillac y Lincoln son sinónimos de alta calidad, Leland es considerado un titán por sus rigurosos métodos de fabricación de automóviles que contribuyeron de manera decisiva al desarrollo de la industria. A él se debe también la introducción del motor V8.

Se le atribuye el concepto de partes intercambiables para diferentes modelos de una misma marca, que sirvió de base para los actuales talleres independientes de reparación de automóviles.

Leland nació el 16 de febrero de 1843 en Danville, Vermont, y falleció el 26 de marzo de 1932 en la ciudad de Detroit tras haber fabricado numerosos modelos, y sin que ninguno de ellos llevara su nombre, aunque existió uno con su apellido que según las anécdotas él mandó quitar ya que le pareció muy aburrido y de poco abolengo.

En 1890 tras haber trabajando muchos años en la armería Colt de Springfield, Massachussets, y en una fábrica de maquinaria de precisión, donde llegó a manejar piezas a la millonésima de pulgada, adquiriendo así su obsesión por la presición, Leland se mudó a la ciudad de Detroit donde en poco tiempo fundó la empresa «Leland & Faulconer Manufacturing Company» para fabricar motores para automóviles.

En el año 1902, en Detroit, Henry Martin Leland, considerado ya como un maestro en precisión en el campo de la automoción, recibió todo el apoyo de inversionistas que habían terminado su relación como principales accionistas y soportes de Henry Ford, en la «Henry Ford Motor Company» obligando a que Ford abandonara la empresa por el precio de 900 dólares y el derecho a su nombre.

Henry Leland asumió entonces la presidencia de la nueva compañía bautizándola “Cadillac Automobile Company”, en honor al fundador de la ciudad, Antoine de La Mothe, sieur de Cadillac, un explorador francés que en 1701 estableció y construyó la “Ville d´Etroit” llamada posteriormente Detroit.

En 1903 creó su primer automóvil, el “Modelo A”.

De acuerdo a la Enciclopedia Británica, Leland era un hombre tan meticuloso en su sistema de producción que en 1908 el distribuidor de Cadillac en Inglaterra desarmó totalmente tres de esos modelos ante los miembros del «Royal Automobile Club». y los volvió a armar tomando piezas de cualquiera de ellos.

Los tres vehículos a continuación fueron sometidos a un recorrido de 500 millas, sin que ninguno denotara síntomas de debilidad por haber sido reensamblados con partes que no eran sus originales.

Durante la primera guerra mundial, los motores aeronáuticos experimentaron un gran desarrollo técnico. Leland quería apostar todo a favor del Motor aeronáutico Liberty dedicándole el 100 % de su capacidad productiva.

Cadillac ya formaba parte de la General Motors (Buick, Oldsmobile y Cadillac) y su presidente, W. Crapo Durant, no estaba de acuerdo.

El choque entre Leland y Durant fue inevitable y a consecuencia del mismo, Leland dejaría la General Motors en junio de 1917 formando la Lincoln Motor Co. para fabricar los motores Liberty.

Cuando la guerra terminó, Leland comenzó a fabricar el automóvil de lujo Lincoln, convirtiendose su nueva empresa en la más enconada rival de Cadillac.

Pero esta vez Leland no tuvo tanta suerte. Tras la guerra, sobrevino un período de depresión económica y su compañía encontró numerosos problemas financieros que la hicieron débil ante compras hostiles.

Henry Ford compró Lincoln y la incorporó a la Ford Motor Company, como la división de automóvil de lujo.

La compra de Lincoln tal vez comenzó como un acto de venganza contra la actitud de Leland veinte años antes.

Venganza o no, la división Lincoln fue una de las inversiones más fructíferas de Ford.

A Leland se le atribuye la frase de que jamás tuvo el dinero suficiente para comprar un Cadillac o un Lincoln.